📗 Cuando enseñar ya no es suficiente
Educar, eructar, el final de curso y el sistema educativo - Educlaustro #216
¡Hey! 👋 Soy Isaac Guerrero.
Esto es el Educlaustro, una publicación sobre educación, aprendizaje y práctica educativa leída por más de 3.100 docentes cada semana.
Preguntas y no respuestas
¡Buenos días, profe! 👋 ¿Qué tal?
Final de curso. En poco más de una semana cerraremos otro año escolar. Pero antes hay que completar las evaluaciones. Y los informes. También los competenciales. Y las notas.
Calor y cansancio son la mezcla perfecta para estar más irascible. También para exteriorizar mucho más los sentimientos sobre cómo ha evolucionado tu clase durante todo el curso. Y sobre las reuniones con las familias. La LOMLOE tampoco se salva. Y de ahí pasamos a todo el sistema educativo, que es la antesala a despotricar de la sociedad actual.
Una sociedad de la que tú y yo también formamos parte. Y moldeamos.
No. No somos los diferentes. También aportamos a este desarrollo (o decadencia).
Es fácil caer en tópicos. Lo de antes siempre nos pareció mejor. No confies en tu percepción, el sesgo de retrospección idílica puede estar distorsionando lo que fue tu realidad.
La conversación se sigue sucediendo. Llega al “es que los padres y madres de ahora…” y acaba en un “todos los chiquillos tienen algo. En mi época no había tantos niños/as diagnosticados con algún trastorno. Algo está pasando”.
Y entonces surgen teorías conspiranoicas que intentan dar sentido a lo que, quizá, desde mi punto de vista, solo sea progreso. Quizá se diagnostican más porque sabemos más. Probablemente hace algunos años todas estas criaturas hubiesen estado condenadas a la última fila para, como todavía se escucha, “calentar silla”.
Durante la I Guerra Mundial, los cascos hicieron que los hospitales se llenasen de heridos. La cantidad de personas que llegaban vivas al hospital se multiplicó con respecto a las que lo hacían antes de diseñar estas protecciones. Ese era el mayor indicador de éxito, aunque muchos pensaron lo contrario. Evitar el sesgo del superviviente a veces es complicado.
Así llegamos hasta la edición de hoy. Una edición de reflexión. Sin respuestas, con alguna hipótesis e ideas muy personales y con muchas preguntas.
No tomes nada de lo que aquí se expresa como una verdad por sí misma. No lo es.
¡Vamos al lío!
¡Pero antes!
Apunta la fecha: Lunes 16 de junio a las 19:30.
No hay excusas: los informes estarán terminados, las notas puestas y no tendrás que preparar muchos recursos para los dos últimos días del cole.
¿Y para qué?
Porque tendremos la suerte de aprender con Alejandra Fernández (@alehoppp) sobre cómo poner en marcha las Matemáticas Singapur en el aula. Será práctico, para que lo puedas poner en marcha durante el próximo curso.
Aprender es más efectivo en comunidad. Y aprender con Alejandra es una oportunidad increíble.
Educación y cultura
Hablemos de eructar.
Estás en la mesa, terminas de comer y tu hermano, mientras se acaricia la tripa y se estira hacia atrás, se tira un eructo. Tú lo miras y, ¿qué es lo primero que piensas?
Un europeo pensará que es persona muy maleducada. En cambio, un árabe tendrá la certeza de que, con lo comido, esa persona se ha quedado saciada. Y un asiático se enfadará muchísimo al interpretar que te estás burlando de sus antepasados.
Un gesto nos muestra cómo la educación está extremadamente ligada a la cultura y sus valores. Una persona “maleducada” solo lo será en su contexto y bajo unas convenciones sociales determinadas.
Los cambios sociales, y culturales, conllevan cambios educativos. La educación (y la escuela) no es un ente aislado de la sociedad, sino la mayor representación de la misma. Lo hemos visto con los cambios en el rol de la mujer, con la inclusión de las personas con discapacidad o trastornos o con los derechos individuales.
Es en este punto cuando el debate se pone interesante. Y difícil. ¿Quién tiene mejor educación: el europeo que no soporta el eructo, el asiático que lo toma como una ofensa a sus antepasados o el árabe que celebra su saciedad tras comer un manjar?
La educación es la transmisión de unos valores que, en un contexto y sociedad determinados, se consideran apropiados para completar un desarrollo de respeto y bienestar a nivel grupal.
No te quedes con el ejemplo. Vayamos más allá. Piensa en otras muchas situaciones donde tu educación, y cultura, sea completamente diferente a la de otra persona.
Tendemos a pensar que la nuestra es mejor. Nos llevaremos las manos a la cabeza al observar acciones que, en nuestro contexto, son impensables. Que calificariamos como anticuadas o que vulneran los derechos. ¿Es tu verdad mejor verdad? ¿Es tu educación superior a la suya y por eso son las demás personas quienes se deberían de amoldar?
Y aquí entran en juego los derechos humanos. El respeto de la individualidad. De la condición y de la integridad. Un tratado que nos acerca a lo que podríamos llamar “la educación universal”. La combinación y el pacto de todas las culturas para respetar unas bases comunes.
Que no todos respetan. ¿Son esas personas y sociedades lo que podríamos llamar “maleducados”?
Quizá este sea un debate que no tiene fin. ¿Qué funciones tiene la educación: social, humanizadora…? ¿Debemos ser los docentes los encargados de decir qué opción es válida y cuál no? ¿En qué nos basamos: cultura, sociedad, derechos humanos? ¿Debería el alumnado poder decidir qué le parece buena educación y qué no? ¿Hay que poner límites? ¿Dónde están?
Y… ¿cuál es nuestro rol?
Educar o enseñar. Esa es la cuestión
Tiremos mano de la RAE:
Educar
1.- tr. Dirigir, encaminar, doctrinar.
2.- tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.
5.- tr. Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía.
Enseñar
1.- tr. Instruir, doctrinar, amaestrar con reglas o preceptos.
2.- tr. Dar advertencia, ejemplo o escarmiento que sirva de experiencia y guía para obrar en lo sucesivo.
3.- tr. Indicar, dar señas de algo.
4.- tr. Mostrar o exponer algo, para que sea visto y apreciado.
Teniendo esto en cuenta: ¿Enseñas o educas? Muy probablemente, teniendo en cuenta las definiciones, te decantes por ambas. Y, sinceramente, yo así lo pienso. En la escuela se enseña, sí, pero también se educa.
Es más, ¿dónde está la línea entre enseñar y educar?
Nunca he estado muy de acuerdo con la frase “en la escuela se enseña, en casa se educa”. Aunque creo ser consciente del trasfondo que tiene dicha afirmación con el importantísimo papel de las familias durante los primeros años de desarrollo para inculcar la base de unos valores y una “buena educación” (según los criterios sociales), creo que objetivamente ambos actos ocurren (y así debería ser) tanto en la escuela como en el ámbito familiar.
Eso sí. No creo que siempre que se enseña se educa, pero sí pienso que siempre que se educa se enseña. Quizá la enseñanza está encaminada a ayudar a aprender y la educación se enfoque en el ayudar a ser, tanto en sociedad como de manera individual. Por tanto, la educación estaría implícita dentro de la enseñanza.
La escuela, siendo coherente también con la ley, tiene la obligación de transmitir esos valores, moral y pensamiento crítico social que, en la mayoría de casos, categorizamos dentro del concepto “educación” y no “enseñanza”.
Favorecer el crecimiento de niños y niñas respetuosos, con valores, reflexivos, conscientes de sus derechos y obligaciones también es tarea del sistema educativo, de los docentes. Y, a parte de enseñar, eso es también educar.
Bien es cierto que esta compleja tarea no queda relegada a una institución o un contexto. Como tampoco lo hace la enseñanza. Es un trabajo de equipo en el que, aunque la familia y docentes somos los máximos exponentes y ejemplos, la sociedad en general también juega un papel fundamental.
La escuela educa incluso cuando cree que solo enseña.
Una de las mayores diferencias entre la enseñanza y la educación quizá sea el elemento social de la segunda. Mientras que la enseñanza (o el aprendizaje) se puede hacer de manera autónoma mediante algoritmos, redes sociales, videojuegos, vídeos, etc., la educación queda limitada a la interacción con otras personas en una comunidad. Y para ello el ejemplo, la imitación y la observación son fundamentales.
Enseñas matemáticas, castellano o conocimiento del medio. Educas cuando hablas a tu alumnado con respeto, cuando les animas a seguir, cuando almuerzas de manera saludable, cuando saludas a los compañeros/as por el pasillo o cuando tomas el error como una oportunidad de aprendizaje.
Quizá, como ya he dicho, educamos incluso cuando creemos que solo enseñamos.
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La evaluación formadora promueve que sea el alumno quien recoja los datos, los analice y tome decisiones para superar los obstáculos y poder mejorar.
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