📗 Los 7 pecados de la memoria (I)
¿Podemos mejorar la de nuestro alumnado? - Educlaustro #180
¡Buenos días, profe! 👋 ¿Qué tal?
El verano está siendo menos productivo de lo planteado. Tanto es así que esta edición ha estado a punto de no llegarte.
Tengo ganas de escribir, compartir y crear, pero me noto cansado cognitivamente, sin muchas ideas y sin conseguir bloquear un tiempo determinado durante el día para redactar y trabajar monográficos que puedan ser útiles.
Por ello, no quiero comprometerme a decirte que saldrán todas las ediciones de agosto. La semana que viene terminaremos esta serie de los pecados de la memoria. Después, quizá haya alguna más o quizá hagamos una pausa la segunda quincena de agosto para, de esta forma, en septiembre -con el inicio del curso- volver con las baterías cargadas. Iremos viendo.
De momento, durante este mes, tengo planificadas dos tareas importantes: la lectura y anotaciones de las Instrucciones de Inicio de Curso (un documento esencial para la función docente) y también terminar el curso de “Aprender a aprender”, de Héctor Ruíz.
Espero que mi memoria sea tan buena como para no olvidar lo aprendido y poderlo aplicar en el aula desde el día uno. Y esto nos plantea una pregunta, ¿se puede mejorar la memoria?
¡Vamos al lío!
La memoria y su importancia
El aprendizaje es maravilloso. Así también la memoria. En la Edición 91, donde explicamos cómo funcionaba la memoria y algunos de los tipos que habían, comparé el funcionamiento de nuestra memoria con la de un gran almacén.
Aunque creo que puede ser un símil más o menos válido, creo que en la actualidad compararía la memoria con una red de ciudades, pueblos, villas e islas conectadas con autovías, carreteras nacionales, caminos, sendas o, algunas de ellas, desconectadas de otras.
Para no ser redundante, en esa edición intento explicar lo que entiendo por memoria y la importancia que tiene en nuestro día a día. Sin memoria no hay aprendizaje, pero tampoco lenguaje, ni acciones y mucho menos habilidades. La memoria es imprescindible.
Los 7 pecados de la memoria
Daniel Schacter, psicólogo cognitivo de la universidad de Harvard, identifica siete "pecados" o errores comunes de la memoria en su libro "Los Siete Pecados de la Memoria: Cómo la Mente Olvida y Recuerda".
Estos fallos, más que como algo negativo, los debemos interpretar como una forma de seguir conociendo el funcionamiento del cerebro para, de alguna forma, ayudar a nuestro alumnado durante su proceso de aprendizaje, ayudándoles a hacerlo más efectivo y duradero.
En la edición de hoy nos centraremos en los cuatro primeros: Transitoriedad, distracción, bloqueo y atribución errónea; para, la semana que viene, terminar con los tres restantes y responder a la pregunta de si es posible mejorar nuestra memoria.
1. Transitoriedad
La memoria se debilita con el tiempo. Aquí juega un papel muy importante el olvido que, aunque parezca increíble, es una parte esencial para conseguir aprendizajes duraderos y transferibles.
Disminuir la curva del olvido, es decir, intentar aplanarla para que su descenso sea lo más leve posible, debería ser uno de nuestros principales objetivos para conseguir una adquisición de información, competencias y datos (en definitiva, aprendizaje) duradera.
¿Cómo lo podemos hacer? Dos técnicas esenciales son: la práctica espaciada y la evocación (Edición 135). Más aún si practicamos una evocación espaciada.
2. Distracción
En nuestro día a día recibimos una cantidad increíble de información constante. Nuestra atención “abre las puertas” de nuestra memoria de trabajo (el lugar donde manipulamos y gestionamos la información de forma, vamos a decir, consciente) a aquella información que considera importante.
Un ejemplo que ya hemos utilizado en otras ocasiones. Quizá estés leyendo esto sentado/a en una silla y, hasta este mismo instante, no habías sido consciente de la presión que ejerce tu propio peso sobre tus nalgas.
O quizá, tengas un reloj cerca que, con cada segundo, hace ruido. Probablemente tampoco lo escuchabas hasta este momento. Tu cerebro, tu atención, lo obvia para no sobrecargar la memoria de trabajo.
Las distracciones juegan un papel importante en nuestra memoria. Esto nos puede llevar a olvidos, a una sobrecarga de la memoria de trabajo (lo que provocará que, como veremos a continuación, se bloquee) o a tener dificultades para llevar a cabo el aprendizaje.
¿Qué distractores hay en tu aula: mucho ruido, decoraciones, exceso de movimiento…?
3. Bloqueo
Entendido como la incapacidad temporal para recuperar (evocar) una memoria almacenada en la memoria a largo plazo y llevarla de vuelta a la memoria de trabajo para utilizarla.
Seguro que has experimentado alguna vez el “tener algo en la punta de la lengua”, pero aún así has sido incapaz de recordar el nombre, el lugar, el dato o, en definitiva, la información concreta (por cierto, esto se conoce como letología).
¿Qué haces entonces para recuperar la información deseada? Muy probablemente busques conexiones: el lugar donde estabas, la letra por la que comenzaba, las personas que te rodeaban, una palabra que se parece.
Esta es una de las mejores formas de ser conscientes de cómo trabaja nuestra memoria. No lo hace como un ordenador, con carpetas aisladas de información que vamos recuperando cuando necesitamos. Sino como, como decía al inicio, ciudades (información) interconectadas entre sí mediante carreteras (conexiones y relaciones entre información), que nos ayudan a ir de una información a otra. Como en el ejemplo anterior.
4. Atribución errónea
Hay un aspecto importante a destacar. Cada vez que recordamos un recuerdo, valga la redundancia, lo re-recordamos y modificamos. ¿Qué quiero decir?
Como comentábamos, la memoria no funciona como un ordenador. Un recuerdo no se guarda de forma permanente e inmutable. Para nada. Cada vez que revivimos o contamos nuestros recuerdos, de forma inconsciente, los estamos modificando.
Quizá, lo que recuerdas hoy de una forma, dentro de 5 años lo recordarás de forma completamente diferente, aunque no nos demos cuenta de ello y pensemos que lo estamos contando de la misma forma, con los mismos datos y la misma información que la última vez que lo hicimos.
Así pues, la atribución errónea consistiría en la asignación de un recuerdo a una fuente incorrecta. Es decir, cuando somos capaces de recordar la situación o la acción correcta pero nos confundimos de lugar, persona o tiempo.
La memoria es menos fiable de lo que creemos.
Y la semana que viene…
Seguiremos con los últimos tres “pecados” de la memoria: sugestión, parcialidad y persistencia; y también veremos si la memoria es como un músculo que podemos mejorar a base de entrenamiento.
¡Hagan sus apuestas! ¿Se puede mejorar la memoria en general igual que mejoramos un músculo en el gimnasio con constancia y trabajo?
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¡Hasta la semana que viene!
Hola Isaac, quiero decirte que me encanta tu newsletter. Soy profe en Catalunya. Espero la siguiente, pero descansa! Desconectar es inportante para empezar con fuerza ;)