En esta edición probamos algo que todavía no hemos hecho en los +150 boletines que llevamos: reflexionar y analizar ideas extraídas de un libro. Me atrevo a empezar por “Aula o Jaula”, de @tonisolano, del que he extraído muchas reflexiones y me ha ayudado a ver algunos aspectos educativos desde otra perspectiva.
Os dejo una encuesta al final para que me digáis si os ha parecido intersante y si os gustaría que hiciese una segunda parte de este libro.
¡Vamos al lío!
La complejidad de la educación
La educación es, sin duda un problema complejo. No es que no tenga una única solución, sino que hay tantos elementos en juego que dependen a su vez de muchos otros aspectos que hacen que la educación sea completamente distinta en todas y cada una de las situaciones.
Espera. Lo intento explicar un poco mejor. Podríamos decir que hay 3 tipos de problemas:
Problemas simples. Son los que tienen una solución sobre la que todas las personas estaríamos de acuerdo. Por ejemplo: si tienes sed, bebe agua. Relación causa-efecto. Sin más.
Problemas complicados. No son fáciles de resolver aunque con el ensayo y error o el seguimiento de patrones (debido a la experiencia) los podemos acabar resolviendo. Seguir el patrón no asegura la resolución pero sí que tendremos un alto porcentaje de éxito. Por ejemplo: tratamientos médicos “comunes”.
Problemas complejos. La solución es muy compleja. A veces única. La experiencia puede ser útil, pero seguir un patrón no nos asegurará absolutamente nada, por lo que no hay patrones establecidos. Suelen ser problemas con muchísimas variables en juego.
Ser consciente de esto nos facilita mucho nuestra tarea docente, ya que se convierte en única. Entiendes que no vale compararte con la clase de al lado, ni con el colegio de tu primo y ya no hablemos de escuelas de otros países. No. No hay soluciones que nos valgan para todos/as.
¡Pero cuidado! No quiero decir que observar a otros centros, intercambiar ideas, conocer nuevas prácticas que han funcionado o aprender de otras experiencias no tenga sentido. Para nada. Si fuese así, este boletín no tendría que haber nacido. Todo eso es esencial, pero lo que le ha funcionado a tu paralelo no tiene porque funcionarte a ti. Y por ello no eres peor docente ni tienes alumnos/as más difíciles.
Como comenta Toni: “no puedes dar nunca la misma clase dos veces”. Es así de cierto. Tú no vas a ser la misma persona, el contexto por muy parecido que sea tampoco será el mismo. Igual pasa con el alumnado. Es, literalmente, imposible.
A todos estos aspectos que hemos nombrado debemos añadir la visión, creencias y entendimiento que tenemos cada uno de la educación. La misma sesión, observada por 3 maestros, tendrá conclusiones diferentes según a cuál de los 3 le preguntemos. La realidad es subjetiva. ¿Cómo no lo va a ser la educación?
Y dentro de esta subjetividad no está solo la del docente, sino también la de las 25 criaturas que tienen que aprender, el contexto, las emociones, el clima, las situaciones que preceden la enseñanza, también las que vendrán (este fin de semana hay feria en el pueblo, imaginad el jueves y viernes en clase), las condiciones fisiológicas… ¡Vamos, un listado innumerable de elementos con los que “hacemos malabares” todos los días! Nos tenemos que valorar más.
Y, para terminar de rizar el rizo, rescato una pregunta que plantea Toni y que yo no me voy a atrever a responder: ¿Se puede enseñar si otro no aprende?
Diversidad y conflicto
Esta complejidad, generada en gran parte por la diversidad, no está exenta del conflicto, destacando los que se generan entre nosotros/as mismos/as, los/as docentes.
Unos conflictos que en el mejor de los casos y leyendo la sección anterior, se vean reducidos por nuestro entendimiento de que las realidades son completamente distintas y que la educación, a riesgo de parecer muy repetitivo, es compleja.
Entendiendo esto podemos ser mucho más empáticos. Conocer que no hay una única respuesta y que no todas ellas serán buenas en todos los contextos. Y esto no es tarea fácil.
A ver si esta situación te suena. Acudimos a una formación y vamos busca de respuestas universales, únicas y, como se dije en la jerga, “recetas mágicas”. No hay formación docente que no acabe con un: “Lo que me estás contando está muy bien, pero eso es imposible de llevar a cabo en mi aula.” Y es cierto, ahí entra el trabajo personal de cada uno/a. Debemos conocer para adaptar. Escuchar para integrar. Y probar para experimentar y cambiar.
Ahora bien, esta diversidad y complejidad es lo que, a mi modo de ver, hace de la educación algo divertido, lleno de “incertidumbre”, flexible y retador. ¡Que aburrida sería la escuela sin diversidad!
Y hablando de diversidad, y en consonancia con las bases de la LOMLOE, entramos en la singularidad de cada niño/a. Porque una escuela o es diversa o no es escuela. Centros llenos de niños/as con sus características, inquietudes, barreras (que intentamos derribar) y contextos que les ayuda a vivir mejor en un mundo diverso.
¿Y que ocurre si metemos complejidad y diversidad en un mismo saco? Obtenemos la necesaria y útil flexibilidad y adaptación. Flexibilidad para saber leer la situación, el contexto y necesidades de nuestra aula, dejar a un lado lo que teníamos pensado y crear a partir de lo que tenemos.
Y una adaptación que no es entendida como reducción o facilitación, sino como empuje, aliento y cambio de visión sobre aspectos como la evaluación o los objetivos que debemos perseguir y conseguir, asegurándonos que los consiga el máximo número de alumnos/as. Ese es nuestro objetivo.
Y para acabar esta sección de los conflictos lo hago con otra frase de Toni que podemos encontrar en el libro y que me llamó mucho la atención: “No hay peor alumno que un docente”. Solo hace falta observar los claustros.
Inclusión
Y si habamos de diversidad no podemos evitar hablar de inclusión. Y lo hacemos destacando en primer lugar los tres principios que se comentan en el libro: presencia, participación y aprendizaje.
La falta de cualquiera de estos tres principios hace de la inclusión algo incompleto. En este bloque, esencial por cierto, no me voy a detener demasiado. Me gustaría enlazarte esta edición en la que hablamos sobre el DUA y que nos puede ayudar a dar respuesta a las necesidades de todo nuestro alumnado.
Y vuelvo a nombrar otra cita del libro que, además de gustarme mucho, deberíamos recordárnosla de vez en cuando: “Atender a la diversidad no es una opción. No es un añadido.”
Conclusión
Para cerrar el boletín de hoy creo que es necesaria una breve conclusión con diversas ideas:
La educación es demasiado compleja como para tener respuestas válidas que sirvan para cualquier contexto y aula.
La formación, observación docente, inspiración e intercambio de opiniones entre docentes es clave para conocer, probar, adaptar, evaluar y mejorar. Hay una frase que llevo por bandera que es: “Veo, pienso, pruebo, evalúo y mejoro”.
La evidencia científica respecto al aprendizaje nos puede ayudar a tomar mejores decisiones en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto no quiere decir que asegure el aprendizaje, pero sí que nos dará algunas pocas más posibilidades de acertar.
Sin conocimiento no sabes lo que no sabes. Lee, comparte, observa, habla y debate. Y hablando de debate…
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